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martes, 19 de mayo de 2020

Mamá, estoy triste



¿Está bien sentirse triste?...

La respuesta es sí, claro que está bien. La tristeza es una emoción y todo el mundo se siente triste en algún momento. Esta afirmación nos suele extrañar porque no es lo que siempre nos han enseñado. No es cuestión de vivir amargado y triste, obviamente, sino de permitirse estarlo, de aceptarlo sin rechazarlo ni luchar contra ella.

Estamos acostumbrados a escuchar ante la tristeza cosas como “no me gusta verte así” “no pienses más en eso” “no es para ponerse así” e incluso “llorar no te va a servir de nada”… las escuchamos de adultos y, aún más dirigidas a los niños/as… Se dicen con las mejores de las intenciones pero frases como estas solamente sirven para negar la emoción y lo que consiguen es la sensación de que sentirla es inadecuado.


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Entonces…. ¿qué debemos hacer?

La respuesta es clave, sacarle el mayor partido a la tristeza, convirtiéndola en un medio para recuperarte y reflexionar.

Ante la tristeza nos encontramos con la energía por los suelos y no nos apetece hacer nada. Es entonces cuando tenemos varias opciones:

  • Negar el sentimiento y hacer como si nada. Esto tiene consecuencias en nuestra forma de mirar la vida.
  • Dejarnos arrastrar por la tristeza y alimentarla con pensamientos negativos.
  • Aceptar que estamos tristes y acoger la tristeza como lo que es, una emoción que forma parte de nosotros.
¿Cuál escogerías? Yo lo tengo claro…sin duda la tercera opción. 

Cómo aceptar y acoger la tristeza:

  • Lo primero para aceptarla es llamarla por su nombre y ser capaz de decir en voz alta“Estoy triste”
  • Aceptamos la tristeza cuando entendemos que es una emoción universal y que no es malo sentirla. “Estoy triste y está bien”
  • La acogemos como medio para ayudarnos a reflexionar sobre cómo nos sentimos y poder así recuperarnos ya que cuando estamos tristes nuestro cuerpo nos pide tiempo para descansar, para estar con uno mismo y sanar así las heridas.
  • Llorar es bueno y ayuda a afrontar la tristeza y a descargar la pena.
  • En la mayoría de ocasiones, nos ayuda a reflexionar sobre qué podemos mejorar en nuestra vida y los cambios que ésta necesita.
¿Y si es nuestro hijo el que se siente triste?

Para ayudarle en la expresión de su emoción, debemos acompañarle desde el respeto y el amor. Aquí te dejo algunos consejos sobre qué hacer y qué no:

  • Escúchale siempre con atención y comprensión.
  • No le juzgues, le critiques ni le restes importancia a su problema. Hazle ver que lo entiendes y que entiendes cómo se siente.
  • Empatiza con él/ella y ponte en su lugar. Hazle saber que en su lugar posiblemente te sentirías así.
  • No intentes solucionarle su problema. Apóyale, pero la solución debe de venir de él/ella. Puedes ayudar haciéndole preguntas que le lleven a descubrir cómo se siente y a buscar sus propias soluciones.
  • Ponle nombre a su emoción. Explícale qué es la tristeza y cómo nos hace sentir. Puedes leerle algún cuento sobre la tristeza para ayudarte.
  • No le metas prisa en que se sienta mejor. Tener paciencia es necesario para que pueda encontrarse mejor.
Y sobre todo, mantente a su lado dispuesto/a a escucharle, consolarle, besarle y abrazarle siempre que le apetezca. Acompáñale desde el respeto y el amor.


Amor Belmonte Céspedes.

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