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Dejar el pañal



Llega el verano y, con él, la “presión” de quitar el pañal a nuestro hijo/a, sobre todo si a este pequeño/a le toca entrar “al cole de los mayores”.

De todos es sabido que al colegio los niños/as deben entrar sin pañal y la sociedad lo acepta como norma, (norma no escrita legalmente en ningún lado, por cierto). Esto hace que se nos olvide el respeto al ritmo del niño/a, en este caso, a su ritmo fisiológico.

Porque dejar el pañal no depende de la edad del niño/a, de la presión social ni de ninguna de esas cosas que a los adultos nos preocupa. Depende de la madurez de su esfínter y, como tal debería aparecer solo, sin presiones y sin un entrenamiento previo.

Es por eso que decimos que el pañal no se quita, se deja. Esto quiere decir que es un proceso y como protagonista del mismo está el niño/a. Y en este proceso, como suele ocurrir en todos los que acompañan al desarrollo del niño/a, las prisas no son buenas.

Como padres y madres, debemos acompañar al niño/a en este proceso de forma respetuosa y amorosa, para hacerle sentirse seguro de sí mismo.

Tradicionalmente, el pañal se ha quitado en verano, a los dos años y sin preguntarle al menor. Desde nuestra perspectiva respetuosa, cuando podemos observar que el niño/a está maduro para quitarle el pañal, le consultaremos si quiere dejarlo, si le gustaría hacer pipí como hace papá o mamá en el váter y en caso de ser así comenzaremos a acompañarle en el proceso.

¿Cómo saber si el niño/a está maduro para dejar el pañal?

         Hay varias señales que nos indican si el niño/a está maduro como para empezar a dejar el pañal. Estas señales son:

Cuando se hace pipí o caca en el pañal, se da cuenta y lo suele verbalizar.

     * Muestra interés cuando otras personas utilizan el baño.

      * Es reacio a los cambios de pañal.

      * Se quita el pañal.

      * Quiere ayudar tirando su pañal a la basura, cogiendo su ropa interior…

      * Tiene buen equilibrio y es capaz de realizar órdenes sencillas.

      * Puede verbalizar las palabras “pipí” y “caca”.

      * Avisa de que va a hacer sus necesidades en el pañal.

  * Su pañal se mantiene seco durante varias horas.



¿Cómo ayudar y acompañar al niño/a?

    Como adultos respetuosos, hay varias cosas que podemos hacer para acompañar a nuestro/a pequeño/a en este proceso, tanto cuando se inicie como en una época anterior.

      Antes de que se inicie el proceso:


  1. Podemos cambiar el pañal en posición vertical. No acostamos al niño/a para que, posteriormente, sea consciente de que las necesidades del baño se hacen en esta posición.
  2. Además utilizaremos la zona adecuada para cambiar el pañal al niño/a, el baño ya que es donde, posteriormente hará sus necesidades.
  3. Invitar al niño/a a que se baje y posteriormente se suba el pantalón. Esperaremos pacientemente a que realice la acción, respetando su ritmo.
  4. Podemos iniciar al niño/a en su higiene íntima ofreciéndole una toallita para que se limpie después de hacer sus necesidades.
  5. Cuando comprobamos que el pequeño/a empieza a estar maduro, le invitaremos a sentarse en el wc cuando vayamos a cambiarle el pañal. También le invitaremos en ciertos momentos del día como por ejemplo la hora del baño, después de comer, etc.
  6. La ropa que lleve el niño/a durante este proceso también es importante ya que necesita que sea cómoda y fácil de subir y bajar, de forma que favorezca su autonomía.







Una vez que ha iniciado el proceso de dejar el pañal, nosotros, como adultos, le acompañaremos respetando su ritmo: no premiaremos  ni castigaremos.

Además le respetaremos no burlándonos de él/ella ni diciendo palabras que le puedan herir como “cochino”, “marrano”, etc. Y respetaremos su intimidad, no contándoles a los demás cuando ha tenido un escape ya que intentaremos poner el énfasis siempre en lo positivo.


¿Cuánto dura este proceso?

Como siempre, cada niño/a es un mundo. No existe una edad común ni tampoco un tiempo determinado de duración.

Lo que sí que podemos asegurar, es que dejar el pañal no es una carrera ni una competición. Lo único que el niño/a necesita cuando le llegue la maduración adecuada es el respeto, el apoyo y el amor de los adultos que tiene a su alrededor para conseguir su propósito con éxito.



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